03322/2022
• Es
un guajolote, especie que desde hace más de 4 mil 500 años fue domesticada por
las sociedades precolombinas.
• Son
diversos los guisos que fueron creados a partir de esta ave, siendo frecuentes
en aquellos banquetes de élite y las distintas fiestas religiosas, relataron
cronistas españoles del siglo XVI.
Toluca,
Estado de México, 10 de diciembre de 2022. Uno de los propósitos de la Secretaría de Cultura y Turismo es preservar
el patrimonio material e inmaterial que ha construido la identidad mexiquense,
desde tiempos inmemoriales.
Así, en los
museos que administra las y los visitantes pueden conocer parte de este
patrimonio, ejemplo de ello es el Museo de Antropología e Historia, uno de los
espacios que resguarda acervo que cuenta la historia del estado y la nación.
Es a través del
programa pieza del mes, que se van dando a conocer cada una de las obras que lo
conforman y, en esta ocasión, invita al público a conocer un peculiar testigo
de nuestra historia, ya que la pieza de diciembre es un guajolote.
Acompaña a este
animal, que se muestra bajo la técnica de taxidermia, un contenedor de piedra
con la figura de este animal, procedente del sitio arqueológico de
Calixtlahuaca, en Toluca.
Se busca dar
reconocimiento a esta especie que, desde hace más de 4 mil 500 años, fue
domesticada por las sociedades precolombinas, siendo un recurso importante para
el consumo tanto alimentario como para artefactos creados a partir de su
estructura ósea.
Este animal, al
igual que el perro, obtuvo un papel simbólico en la cultura mesoamericana,
desde ciertas historias que relatan cómo el guajolote simboliza el agua frente
al fuego, por lo que, muchas de sus representaciones aluden a su sacrificio
para dar continuidad a la vida.
El guajolote fue
domesticado por primera vez por los aztecas pero, con la llegada de los
españoles, se dio a conocer más esta ave, puesto que lo llevaron a Europa,
considerándolo como comida para ricos y aristócratas.
Durante el siglo
XVI, cronistas españoles relatan la variedad de guisos que fueron creados a
partir de esta ave, que se consideraban exquisitos y se cocinaba envuelto, en
horno de tierra, asado o cocinado en olla.
Por ello, para
resaltar la historia del guajolote con la humanidad, la Secretaría de Cultura
invita a conocer esta pieza que forma parte del acervo del Museo de
Antropología e Historia, ubicado dentro del Centro Cultural Mexiquense, en
Jesús Reyes Heroles #302, Delegación San Buenaventura, Toluca, Estado de
México.